lunes, 12 de septiembre de 2016

Celebrar Ad Orientem: también Weigel y los bizantinos


Reproducimos por su interés este artículo del blog Archipiélago Ortodoxia profundizando en una serie de motivos a favor de la propuesta del Cardenal Sarah, Prefecto para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

Fuente: http://infocatolica.com/blog/archipielago.php/1609121201-celebrar-ad-orientem-tambien

*******

La propuesta del cardenal Sarah de recuperar la práctica litúrgica de que sacerdote y pueblo fiel se orienten en la misma dirección durante la Liturgia de la Eucaristía (no durante la Liturgia de la Palabra) ha generado numerosas reacciones. No soy liturgista, pero la cuestión me parece relevante: como cristiano aprecio la belleza de la liturgia y estoy convencido de la verdad de aquel adagio que afirma que lex orandi, lex credendi, o sea, que el modo en que damos culto a Dios influye poderosamente en lo que creemos.

La propuesta del cardenal Sarah, que toda la Asamblea dirija su mirada hacia el Señor que viene, tiene sentido a poco que uno la estudie sin prejuicios (otra cuestión es si, para evitar confusiones y tensiones estos asuntos no deberían mandarse por quien tiene autoridad para ello en vez de tomar la forma de una simple propuesta lanzada a quien quiera oírla). Pensaba esto cuando recibí un escrito de George Weigel en Catholic World Report, que resume en cinco los motivos a favor de la propuesta del cardenal Sarah. Son los siguientes:

  1. “Subrayaría que la liturgia no es sobre nosotros. La orientación común del sacerdote y el pueblo durante la Liturgia de las Eucaristía simboliza, o quizás mejor da vida, a la convicción de la Iglesia de que la misa es un acto de culto ofrecido al Dios tres veces santo en la que tenemos el privilegio de poder participar. Sí, la liturgia construye la comunidad cristiana y su solidaridad, pero este es uno de sus efectos, no su fin primario. El sacerdote y el pueblo rezando juntos “hacia el Señor” pueden ser un antídoto eficaz contra la tentación de pensar en la misa como en un ritual de autoafirmación comunitaria, una tentación demasiado frecuente en la Cultura del Yo contemporánea“.
  2. “Ayudaría a los católicos a profundizar nuestra apreciación de la dimensión de Reino de la misa… Volviéndonos hacia el Señor que viene ahora, bajo las formas del pan y el vino, y después como el Señor resucitado, se recuerda a los cristianos que son el pueblo que sabe cómo va a acabar la historia del mundo“, alimentando así, si se me permite añadir algo, la esperanza del pueblo de Dios.
  3. “Ayudaría a mitigar el problema continuado de los sacerdotes-celebrantes que imponen su propia personalidad sobre la liturgia”
  4. “Armonizaría el rito católico latino con la práctica de las iglesias católicas orientales y de la iglesia ortodoxa“
  5. “Pondría la reforma litúrgica del Vaticano II en continuidad con una antigua tradición litúrgica de la Iglesia“.

El cuarto punto, muy desconocido, me ha traído a la memoria una misa a la que asistí hace unos años en Miami. La iglesia estaba al lado de mi hotel y al entrar descubrí que era una parroquia católica de rito melquita, en concreto la parroquia de San Judas, en Brikell, Miami. Allí me dieron un folletito, en español, que aún conservo y que se titula: ¿Por qué en la Iglesia católica bizantina el sacerdote celebra de espaldas al pueblo?. En él se encuentran algunos de los argumentos que ahora ha retomado Weigel:

  • “de este modo se acentúa el concepto teológico de que el sacerdote y el pueblo ofrecen el sacrificio y sus oraciones a Dios, mirando a Dios, no uno al otro”
  • “la orientación hacia el Este, es decir, hacia el sol que se eleva, era concebida como una mirada hacia el Señor, hacia el verdadero sol”
  • “hay en la liturgia una anticipación de su regreso: sacerdotes y fieles van a su encuentro”
  • “esta orientación de la oración expresa el carácter teocéntrico de la Divina liturgia”
  • “el sacerdote guiando a su pueblo va primero, pero también él está en camino hacia la morada celestial”

Y acaba con una aclaración que me parece importantísima: “El sacerdote bizantino no da la espalda al pueblo, sino que celebra de espaldas al pueblo, celebra por el pueblo y con el pueblo con los ojos puestos en Dios, fuente de Vida, el Alfa y Omega”.

Ya ven, la propuesta del cardenal Sarah es, entre otras cosas, ecumenismo de verdad, de ese que tan poco practicamos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario